En la atmosfera los fenómenos meteorológicos ocurren a distintos niveles. Hay diferentes escalas de estudio atmosféricas para poder entender su comportamiento y poder prever su evolución.
Durante millones de años la observación de la meteorología se ha visto reducida al que pueden observar las personas a simple vista, pero con los adelantos de la tecnología y la invención de nuevos recursos, las personas hemos estado capaces, entre otras cosas, de observar el planeta desde el exterior y poder entender mucho mejor cómo funciona la atmósfera y la meteorología.
Gracias a la observación, en gran parte, los científicos de nuestra era han llegado a la conclusión que la atmósfera terrestre es un sistema fluido y turbulento. ¿Pero, qué quiere decir? ¡No os asustéis! ¿A qué nos referimos cuando decimos que la atmósfera es un fluido turbulento? Queremos decir que la atmósfera tiene diferentes niveles de movimiento, los cuales están estrechamente relacionados los unos con los otros.
¿Cuáles son estos niveles de movimiento? Así, a grandes rasgos, podemos decir que tenemos la escala planetaria, la sinóptica, la mesoescala y la microescala. En cada uno de los niveles se generan diferentes fenómenos meteorológicos que pueden ser provocados o inducidos por un movimiento de una masa de aire en otra escala.
Empezando por la escala más grande tenemos “la escala planetaria”. Cómo dice su nombre son las características meteorológicas a escala mundial, es decir, las más grandes y las que más perduran. Algunos ejemplos pueden ser el anticiclón de las Azores y los vientos alisios o las corrientes en chorro.
Después hay “la escala sinóptica”. Esta hace referencia al movimiento de masas de aire de entre unos 1000 y unos 2500 km de longitud y que pueden durar desde horas hasta días. Unos ejemplos pueden ser los frentes fríos o cálidos y los ciclones de las latitudes medianas. Nos podemos hacer una mejor idea de qué escala estamos hablando cuando pensamos en las imágenes que enseñan los meteorólogos en el día a día en el espacio del tiempo. Aquellos mapas donde hay isóbaras mostrando las altas y las bajas presiones son mapas a escala sinóptica.
A continuación, hay la “mesoescala”. La mesoescala ya es algo más difícil de imaginar porque hace referencia a los movimientos de masas de aire que tienen un tamaño mediano de unos 200 a 500 km, aproximadamente, como pueden ser tormentas de grandes dimensiones y ciclones tropicales y extratropicales. Es en esta escala donde se produce el fenómeno del dipolo orográfico y las mesobajas.
Finalmente, hay la “microescala”. La microescala hace referencia a todos los fenómenos atmosféricos que tienen una duración muy corta y que tienen una medida que va desde pocos metros hasta 100 m, aproximadamente. Estos fenómenos están muy ligados a la capa límite de la atmósfera (la más próxima al suelo) y son, por ejemplo, una niebla de valle, una tromba marina o, incluso, un diablillo de arena. Una vez ya conocemos todas las escalas de movimiento y entendemos que todos los niveles están relacionados entre sí, ya entendemos, en ciertos aspectos, el que quiere decir que la atmósfera se comporta como un fluido turbulento. Comprender este hecho es muy importante, puesto que esto nos ayuda a comprender parte de la atmósfera y nos puede ayudar a hacer una buena previsión meteorológica.
