El pasado mes de agosto se han observado situaciones meteorológicas bastante divergentes. Los primeros días vinieron marcados por temperaturas bastante bajas, incluso se vio nevar en algunas zonas del Pirineo. De aquel episodio se pueden destacar diferentes registros como, por ejemplo, la mínima de 2 °C de las Planes de Son. Un valor muy bajo por la época del año, pero que no es extraordinario. Si nos centramos en la ciudad de Barcelona, los valores no fueron especialmente bajos, pero después de mínimas superiores a los 25 °C, en el mismo Raval se bajó de los 20 °C, en concreto 19,7 °C, durante una noche.
Del 9 al 19 de agosto la temperatura fue subiendo, con un ambiente que fue cálido y bochornoso. En la costa los registros se situaban entre los 29 °C y 32 °C de manera bastante general, mientras que en el interior los valores superaban los 35 °C con facilidad. Registros caniculares propios del verano, sin excesos.
El periodo más cálido se vivió entre los días 20 y 25, con la que se considera la primera y única ola de calor del año en Cataluña. Veníamos de días muy cálidos y los termómetros todavía subieron de 3 a 5 grados más. Se alcanzaron valores superiores a los 33 °C a 35 °C en la costa y 40 °C en el interior durante 5 o 6 días. La persistencia del calor y las fechas, muy avanzado el agosto, fueron el rasgo diferencial de esta ola de calor.
Después del intenso calor llegó un frente frío muy activo, que provocó un descenso notable de la temperatura. En algunos puntos la diferencia de temperatura máxima en 24 horas fue superior a los 15 °C. La nieve volvió a hacer acto de presencia en el Pirineo, especialmente en la cara norte y por encima de los 2.200 o 2.300 metros, esporádicamente por debajo.
En la figura 1 se ha analizado el comportamiento de las noches tropicales (>20 °C) en 4 estaciones oficiales del Servei Meteorològic de Catalunya en la ciudad de Barcelona entre el 2009 y el 2023. En concreto Raval, Zoo, Zona Universitaria y Observatori Fabra. Cómo se puede observar, hay bastante irregularidad según el año, pero destaca especialmente el aumento de las noches tropicales en el Observatori Fabra. Algunos factores como la isla de calor urbana o el aumento de la temperatura del agua del mar podrían haber contribuido. En el resto de estaciones de la ciudad la tendencia es más estable, con las típicas variaciones del Mediterráneo de un año al otro. Los años 2009, 2018, 2019 y 2022 son los que tienen más mínimas por encima de los 20 °C en la ciudad de Barcelona.
En la figura 2 se ha analizado el comportamiento de las noches tórridas (>25 °C) durante el mismo periodo de tiempo y en las 4 estaciones mencionadas en el párrafo anterior. Se puede observar un aumento considerable de las noches tórridas, especialmente en la estación del Raval, situada en el centro de la ciudad de Barcelona y afectada claramente por la isla de calor urbana. 2018, 2022 y 2023 fueron los más cálidos de la serie y se registraron mínimas por encima de los 25 °C en todas las estaciones de la ciudad. Remarcable que entre 2009 y 2017, con la excepción del Raval, no se registran prácticamente noches tórridas. La tendencia entre 2022 y 2023 denota un aumento del número de noches tórridas y como se ha comentado anteriormente la elevada temperatura del agua del mar de los últimos 2 años, junto con otros factores podría estar influyendo en este aumento de las mínimas superiores a 25 °C.
Esta tendencia al alza en la temperatura mínima no quiere decir que cada año se vaya superando el número de temperaturas por encima de 20 °C o 25 °C en horas nocturnas, ya que en función del tiempo que tengamos, los datos podrían cambiar sustancialmente de un año a otro. Aun así, habrá que ver la evolución de las temperaturas los próximos años para ver si se mantiene la tendencia al alza.